Medicina y catástrofes

COMPARTIR

27 / 01 / 2017

  • Testimonio del Dr. Andrés Lagos, egresado 2014, bombero y actualmente delegado de Médicos Generales de Zona en Etapa de destinación y Formación, (MGZ) capítulo del Maule.

Relato Dr. Andrés Lagos

24-1.17 San Javier – Región del Maule:

Son las 17:00 hrs y el incendio forestal del sector de Nirivilo (comuna de San Javier) amenaza el radio urbano. El municipio rápidamente inicia la evacuación total del sector, la autoridades evalúan la necesidad de establecer un puesto médico avanzado en el lugar, en mi calidad de delegado de MGZ capítulo del Maule se solicita mi ayuda para conseguir al facultativo que pueda dirigirse al lugar, por la premura de la solicitud y en virtud de la emergencia decido asumir esta misión. 


En camino, con mi personal en la ambulancia del Hospital de San Javier, el fuego es intenso, sin embargo, no llama mi atención, pues en un inicio subestimo la magnitud de la situación, soy bombero con 8 años de servicio, por lo que en mi retina hay muchos incendios, por lo que pensé equivocadamente que este sería uno más. Próximo al lugar me doy cuenta de lo equivocado de mi impresión inicial.

En el lugar el fuego es violento, amenaza bienes y vidas, mi impresión se traduce en que si el infierno existe, esto es peor… mi corazón late a mil por hora, nunca había visto algo así, llegando al lugar, la evacuación se mantiene en curso, se establece un puesto de mando en el liceo de Nirivilo, el fuego amenaza este sector, evaluamos la emergencia y se llega a la conclusión de que la situación es peligrosa, sin embargo están los hombres del fuego dispuestos a no perder esta batalla.


Inicia el combate contra el fuego para salvar el radio urbano, aún hay familias que no quieren evacuar, frente a esta negativa de bomberos de darse por vencidos, decidimos mantenernos en el lugar para prestar apoyo sanitario a los voluntarios. Ya es de noche, aún no hemos atendido a nadie por suerte.

Los voluntarios felices controlan la situación, respiramos con tranquilidad, nos sentimos seguro.

En ese momento inician las consultas de los voluntarios, quienes están exhaustos, fatigados, deshidratados. La mayoría consulta por irritación ocular, dificultad respiratoria y quemaduras menores, con firmeza nos piden efectividad de nuestro tratamiento, no tienen mucho tiempo, necesitan reincorporase a las labores de extinción del fuego, muchos aprovechan de descansar y tomar agua mientras los evaluamos.

También muchos dan sus relatos desoladores y esperanzadores a la vez. Dicen que es el incendio más grande que les ha tocado luchar. Sin embargo, nos aseguran que no se rendirán, su labor abnegada nos impresiona, muchos llevas más de 48 hrs sin parar, durmiendo con suerte 3 horas diarias, una vez que los ayudamos nos dan las gracias, al contrario les decimos, gracias a ustedes….. Un voluntario incluso le regala a mi enfermera los chocolates que tienen en su chaqueta en muestra de agradecimiento, eso genera un silencio… Con este gesto, tan simple ratifica la grandeza y nobleza de estos hombres del fuego, hijos del rigor y la disciplina, son héroes…Pese a que están muy cansados, algunos hambrientos… Siguen pensando en el bienestar de los demás por sobre el de ellos, estos voluntarios de Chile son un ejemplo de vida.

Fuente: @MGZ Chile