Las vacunas nuevamente a la palestra: virtudes y riesgos

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15 / 11 / 2016

  • El siguiente texto fue elaborado por el Dr. Alejandro Venegas, jefe del Laboratorio Patogénesis Microbiana del Centro de Investigación Biomédica (CIB), junto al investigador Jorge Touma.

La discusión sobre efectividad y riesgo asociado a las vacunas se ha reinstalado en la discusión pública, particularmente en la vacuna contra el virus papiloma (HPV), relacionado a cáncer cervical. Se advierte falta de información y aseveraciones erróneas al momento de discutir sobre el tema y son demasiados los  aspectos a considerar. Para aclararlos, centraremos la discusión separadamente en los distintos aspectos  surgidos en las publicaciones recientes acerca de las virtudes y riesgos de la vacuna HPV para prevenir el cáncer cérvico-uterino.

Analizaremos desde cómo se fabricó  la vacuna, hasta la necesidad “poblacional” de vacunarse.
No tomaremos una posición definida respecto al tema sino que entregaremos relatos de hechos que puedan aclarar aspectos de esta controversia.

Acerca del virus HPV
El virus papiloma humano posee su material genético (8 genes) en una molécula circular de DNA de doble hebra. Los genes asociados a cáncer son E6 y E7 y el gen que produce la proteína de la vacuna es L1. El contagio es por contacto sexual a través de verrugas genitales de la persona infectada.  Luego de 10-20 años, el virus puede inducir cáncer, tanto en mujeres como en hombres.  Este fenómeno no ocurre como consecuencia de la vacunación, porque la vacuna no contiene partículas virales activas, solo una proteína viral (L1) purificada, libre de DNA viral. Luego que el virus coloniza ciertas células epiteliales, se replica al interior de estas células infectadas (en el citoplasma) y posteriormente se incorpora al material genético humano, dañando la célula mediante una infección crónica.

A la fecha se han descrito 52 variantes o “serotipos” del HPV pero solo 2 de ellos (serotipos 16 y 18) están vinculados directamente a cáncer cérvico-uterino y otros 2 asociados a la inducción de verrugas genitales (serotipos 6 y 11).

Acerca de la vacuna anti-HPV

Para fabricar la vacuna se utilizó una de las proteínas de la superficie del virus (la cápside o L1) como antígeno para estimular el sistema inmune humano. Esta proteína L1 se presenta ensamblada como VLP (partícula semejante al virus, pero sin DNA). Esta vacuna tiene como único componente viral la proteína L1 y su aplicación no puede causar una infección viral (carece de DNA) y consecuentemente no es capaz de inducir el cáncer asociado a la partícula viral intacta.L1 se prepara en levaduras (vacuna GardasilÒ, tetravalente o en cultivo celular (CervarixÒ, bivalente) que son las 2 vacunas presentes en el mercado. Ambas vacunas se han obtenido por ingeniería genética, produciendo la proteína viral L1 pura y en grandes cantidades. Así, la proteína L1 de la vacuna no proviene del virus, y no está contaminada con DNA viral,pero contiene otros componentes, como los adyuvantes (sales de aluminio u otros compuestos),que estimulan el sistema inmune humano para obtener respuestas más rápidas y eficaces frente a futuras infecciones con este virus. Por lo tanto, la defensa contra el virus la realiza directamente nuestro cuerpo, a través del sistema inmune y la vacuna inyectada es solo un mero inductor. El nivel de respuesta de nuestra defensa depende de cuán bien esté la salud general y  el sistema inmune de la persona que se vacuna. Si el sistema inmune sobre-reacciona por algún motivo no conocido, puede generar serios efectos adversos.

Las dos vacunas contra HPV hoy disponibles no contienen DNA viral. Por esta razón se dice que son seguras de usar, ya queno arrastran material genético viral que pudiera dañarnos. Para entender esta diferencia es necesario saber que esta vacuna opera muy distinto a lo que ocurría años atrás con una de las vacunas contra la poliomielitis. Una de ellas era un virus atenuado, que podía reactivarse y causar la enfermedad en algunos vacunados. A pesar de esto, a nivel de la población, las vacunas contra la polio han sido exitosas, ya que aún con el riesgo que algunos vacunados se enfermaran, las pocas muertes y secuelas eran preferibles frente a la situación sin vacuna. Se elegía vacunar a la mayor parte de la población a riesgo que alguno de los vacunados se enfermase. La poliomielitis ya está en retirada gracias a la eficacia de sus vacunas.

El timerosal

Otro aspecto en discusión es la presencia de órgano-mercuriales como el timerosal en las vacunas, para preservarlas adecuadamente durante su almacenamiento. Otras vacunas pueden contener este producto pero en bajas cantidades, lo que está claramente indicado en la composición de la vacuna. Se ha dicho que este compuesto ha causado autismo en los niños vacunados, particularmente con la vacuna anti-sarampión, pero no existe evidencia científica de ello, como se ha comentado extensamente(Artigas-Pallarés J, 2010; www.neurologia.com RevNeurol 50 Supl 3: S91-S9). Los trabajos y los autores que apoyaban esta idea están hoy desacreditados.

Las vacunas comerciales

Existen 2 vacunas contra el HPV: GardasilÒ (tetravalente, contra los serotipos 6, 11, 16 y 18) y CervarixÒ (contra los serotipos 16 y 18). Los serotipos virales más directamente relacionados al cáncer cervico-uterino son el 16 y el 18. Según la información disponible en el CDC (ver en http://www.cdc.gov/hpv/parents) o en la documentación adjunta a las vacunas, estas vacunas no contienen timerosal, de modo que este argumento queda también descartado.

Las vacunas como herramienta preventiva en general y la eficacia de los programas de vacunación
La aplicación de los programas de vacunaciones iniciados en distintos países alrededor de 1960, han reducido drásticamente varias enfermedades en la población mundial y, enfermedades como viruela y polio, casi han desaparecido. Por ejemplo, la vacunación contra la viruela se inició en 1959 a proposición del Viceministro de Salud de Rusia de aquel período y ya en 1977 fue erradicada a nivel mundial. Varias otras enfermedades se redujeron luego de iniciadas las correspondientes vacunaciones. Por ejemplo, la tos ferina empezó a reducirse desde 1957,así como la polio (desde 1960), el sarampión (desde 1965), la rubeola (desde 1970), paperas (desde 1964) (MimsCA y cols, 1993 Libro “Medical Microbiology”).

Recientemente (en 2015), para la poliomielitis,se han descrito menos de 100 casos en Pakistán y Afganistán (Bill & Melinda Gates Foundation, 2015, http://www.gatesfoundation.org/es/What-We-Do/Global-Development/Polio),por lo que esta enfermedad está pronta a desaparecer de la faz mundial.  Algo semejante está sucediendo con la hepatitis B (vacunación iniciada en 1982, datos de Valenzuela MT, 2009, RevMéd Chile 137: 844- 851) y también la meningitis bacteriana, entre otras. Estas acciones están ligadas a los planes de vacunación preventiva establecidos por los gobiernos en los diversos países y respaldada por la OMS (Organización Mundial de la Salud),a través de los programas de vacunación anual. En Chile, vía los programas del Ministerio de Salud, se administran vacunas para 13 enfermedades diferentes (Web Minsal, 2016).

El grupo anti-vacunas y sus argumentos
La posición de los grupos anti-vacunas se ha enfocado en los casos de secuelas de enfermedades causadas por la vacuna, incluso casos de muertes. Sin embargo, los casos reportados no tienen estudios concretos para justificar si estos hechos están relacionados, es decir, la información no está bien fundamentada y puede considerarse en parte como una posición “naturalista” que prefiere el uso de productos naturales para el tratamiento de enfermedades, aunque hoy esos productos no pueden asegurar una prevención eficaz contra el mencionado virus. Nótese que el valor de la vacuna en este caso es “la prevención” ya que una persona ya infectada con HPV no recibirá ningún beneficio al ser vacunada contra este virus.
El hecho de no usar vacunas es como volver a la edad media donde los enfermos se morían por miles o millones como el caso de la peste negra causada por una bacteria (Yersinia pestis) transmitida por una pulga del ratón, que mató en Europa a 20 millones de personas, entre los años 1347-1352 (Mc Evedy, 1990 Libro, Editor T. D. Brock, W.H. Freeman&Co, NY. pp. 3-12).

Uno de los puntos más sensibles de la discusión por parte del grupo anti-vacunas de hoy es que la vacunación preventiva, al ser obligatoria para algunas enfermedades, se está vulnerando el derecho del ciudadano de libre elección frente a este proceso. Sin embargo, ellos están anteponiendo su interés personal (que puede ser muy respetable) frente al bien común, que para las labores del Ministerio de Salud de un gobierno es un mandato a cumplir, en beneficio de la salud de toda la población.

La finalidad de esto  es proteger a la mayor parte de la población frente a una enfermedad infecciosa que puede evitarse. En este caso, el no-vacunado que se infecte se transforma automáticamente en portador de la enfermedad y sin saberlo, puede contribuir a su diseminación dentro de la población. Hay que recordar que al infectarse no hay síntomas de inmediato. También se ha dicho que con la vacunación impositiva se vulnera la dignidad de las personas que tienen una posición moralista o religiosa. Sin embargo, creemos que esta situación no es comparable a la posibilidad de negación que ejercen los Testigos de Jehová frente a una transfusión sanguínea, porque este hecho solo afecta la salud de una persona y no de un grupo de ellas (la población).

Otra situación delicada que también argumenta el grupo anti-vacunas es por qué se vacuna contra el virus papiloma a niñas de 12 años que supuestamente aún no tienen una actividad sexual como para infectarse. La justificación de esto es que la respuesta inmune frente a esta vacuna es mejor a esa edad de los pre-adolescentes, lo que implica que es mejor aplicarla en esa edad. Otros piensan que al estar vacunadas no estarán preocupadas de no infectarse y aumentarán la frecuencia de su actividad sexual. Pero esto es una opción personal y además, la infección por HPV es solo una de las enfermedades adquiridas por contagio sexual.

Además, esta vacunación debe realizarse a los 12 años, para que tenga un efecto preventivo y así estimular oportunamente al sistema inmune, ya que si están infectadas, la vacuna no tiene efecto protector y no tiene objeto vacunarse. Debe ser a esa edad para prevenir futuros contagios que podrían ocurrir siendo ya un adulto sexualmente activo.

La vacuna tiene un período de inducción de protección de al menos 8,5 años (Celi AP, Perez-Sartori G, SavioLarriera E, 2013. Vacunaciones de los adultos, Editor RE Istúriz, Editorial Iconoprint, Falnecor SA, Montevideo, Uruguay  pp. 133) y requiere de 3 inmunizaciones, que deberían realizarse en un período de 6 meses.  No hay evidencia aún que indique que la vacuna pierda poder de protección en el vacunado a tiempos más largos, por lo que no sería necesario aplicarla nuevamente.

Efectos laterales del proceso de vacunación

Finalmente, los efectos laterales que se han reportado en algunos vacunados, tanto en Chile como en países europeos (Dinamarca, Suecia y España), han aparecido en internet y no han sido informados aún en revistas científicas. Hay una publicación reciente donde se comenta este aspecto de la controversia (Nicol AF et al., 2016.HPV vaccines: A controversial issue? Braz J Med Biol Res. 49(5): e5060. Published online Apr 8, 2016doi:  10.1590/1414-431X20155060).

La naturaleza y causalidad de estos efectos laterales adversos debe investigarse para reducir los riesgos al usar la vacuna, de modo que este procedimiento sea más seguro para el vacunado.
En internet aparecen varios comentarios sobre serios efectos laterales. A modo de ejemplo, leímos que la vacuna cuádruple puede causar serias secuelas en algunas personas (6 casos reportados) como la enfermedad de fatiga crónica CFS (ME o encefalitis miálgica), pero no hay publicaciones científicas que avalen esto (NHS Choices, 2014, http://www.nhs.uk/conditions/vaccinations/pages/hpv-vaccine-cervarix-gardasil-side-effects.aspx).

También se ha mencionado la menopausia prematura, o insuficiencia primaria ovárica (POI), también llamada falla ovárica prematura (POF) (ver Cancer Council, Victoria, Australia,http://www.hpvvaccine.org.au/the-hpv-vaccine/side-effects.aspx), pero recientemente se indica en una publicación que esta opinión está más basada en ideología que evidencia científica (Hawkes D y BatteryJP , 2016. CurrentOpObstet and Gynecol 28(1)70-72).

Sin embargo, también está el trabajo de Sin Hang Lee( Lee SH, 2012 AdvBiosciBiotech 3 (8), Article ID:25840,11 pages DOI:10.4236/abb.2012.38148),que ha detectado en una persona fallecida luego de 6 meses de vacunada con vacuna anti-HPV, la presencia de fragmentos del gen de la proteína L1 de HPV, probablemente asociado a nano partículas de aluminio. Estos fragmentos no deberían ser parte de la vacuna. Estos componentes estaban presentes en la sangre y el bazo del fallecido, según la autopsia. La vacuna solo debiera contener la proteína L1 y no su gen. Los genes pueden inducir una fuerte respuesta inmune celular al usarlos como vacuna y esto puede causar sobre-reacción del sistema inmune. No obstante, la autopsia no reveló la causa de la muerte y según el autor de este trabajo debe investigarse aún más para demostrar si verdaderamente existe alguna relación de la muerte tardía con la vacuna.

Esperamos que esta información aclare algunos aspectos del debate y así los lectores puedan sacar sus propias conclusiones.

Prof. Alejandro Venegas,  PhD
Prof. Jorge Touma  Bioquímico, estudiante de Doctorado.
Facultad de Medicina
Universidad Diego Portales