Robinson Torres, docente UDP: “Genera satisfacción saber que uno puede rendir y aprender frente a situaciones excepcionales”

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10 / 06 / 2020

El académico de la Escuela de Medicina enfrenta la pandemia trabajando en el CESFAM Cardenal Silva Henríquez de Peñalolén, a la vez que realiza docencia online en la UDP.

El académico de la Facultad de Medicina UDP, Robinson Torres Morales de Setien, se encuentra trabajando actualmente como médico general en el CESFAM Cardenal Silva Henríquez de Peñalolén, donde ha debido enfrentar la emergencia sanitaria originada por la pandemia de Covid-19.

Habitualmente, participa en el Programa Cardiovascular, Programa IRA (Infecciones Respiratorias Agudas), realiza control sano del primer mes y atenciones de morbilidad, además de procedimientos de cirugía menor.

¿Qué labores se encuentra realizando actualmente?

Debido a la pandemia hemos adoptado nuevas modalidades: los controles sanos se realizan en domicilio, al mes de vida, o vía telefónica, al cuarto mes. Los controles IRA y cardiovasculares fueron suspendidos. La morbilidad se divide entre respiratoria, con todos los implementos de seguridad pertinentes y en una zona aislada del centro; y no respiratoria, que igual amerita mascarilla y máscara facial, además de seguimientos telefónicos a pacientes COVID+, emisión de recetas, licencias y notificaciones virtuales. Los procedimientos quirúrgicos fueron suspendidos. Esto se realiza semana por medio para limitar y prevenir los contagios.

¿Cuáles han sido los principales desafíos que ha enfrentados durante la pandemia?

En el ámbito clínico comencé a realizar atenciones en domicilio, lo que hasta ahora había evitado en mi quehacer profesional. Esto, sumado al manejo estricto de la higiene que hay que tener para evitar contagiarse y transformarse en vector, junto con el uso correcto de equipos de protección personal, ha sido una experiencia muy interesante, ya que es realizar medicina fuera de la comodidad de una consulta o un box de atención. Esto me ha permitido conocer, en la intimidad de sus hogares, a nuestros/as usuarios/as de salud, y que a la vez conlleva abordarles de una manera distinta, más personalizada, pero paradójicamente con un escudo (literal, con todas las protecciones) y todas las limitaciones que esto pueda traer. Es difícil salir de la zona de confort, pero genera satisfacción saber que uno puede rendir y aprender frente a situaciones excepcionales.

¿Qué enseñanzas cree que se podrían rescatar de la situación actual para el futuro?

Creo que, si bien es muy importante escuchar y aprender de las experiencias pasadas, en instancias como ésta, donde estamos todos improvisando y cometiendo errores para lograr el mejor resultado, debemos prestar especial atención a todos los agentes involucrados. Es una práctica frecuente el pensar que porque antes se hizo de una forma y resultó bien, esa es la mejor forma de seguir haciéndolo. La contingencia nos ha enseñado que ese paradigma está lejos de ser cierto, y que lograremos mejores resultados cuando integremos a todos los actores en la discusión, planificación, puesta en marcha, revisión y corrección de los proyectos, ya sea en el ámbito de salud, educación, o donde se quiera tener éxito.

Este tiempo nos ha obligado a reinventar la manera en la que nos desenvolvemos, a buscar nuevas formas de poder interactuar en los distintos ámbitos: con nuestros pacientes, con nuestras y nuestros estudiantes, con el equipo de trabajo. A pesar de que existe un claro distanciamiento físico, siento que hemos logrado estar unidos de una forma distinta, siendo más conscientes de las relaciones interpersonales, aprovechando mejor los espacios de conversación y tomando el real peso del tipo de interacción que queremos tener con nuestro entorno.

Docencia en cuarentena

Robinson Torres trabaja desde hace tres años como instructor de simulación en la asignatura Diálogos Integrados de Patología Quirúrgica del Adulto, donde se simulan atenciones de urgencia quirúrgica en distintos contextos, con el curso de cuarto año de Medicina. Desde fines del 2019, coordina no solo la rotación, sino además la asignatura completa.

Si bien partió el año con muchas reuniones, visitas a los centros clínicos y reconocimiento del nuevo equipo de trabajo, desde marzo todo ha sido netamente virtual, con videoconferencias entre el equipo docente, con dirección y con el alumnado.

También este año partiría con docencia clínica en tercer año en un CESFAM de La Florida, pero hasta el momento solo han podido realizar sesiones con el grupo de estudiantes a través de plataformas virtuales: “Si bien es una experiencia nueva y enriquecedora para ellos/as y para mí, no reemplaza lo que viviremos cuando volvamos a la práctica clínica”.

¿Qué desafíos enfrenta a nivel de docencia en este contexto?

Es mi primer año como coordinador de asignatura, hecho que me mantenía ansioso y expectante, pero lo que sería un gran desafío se transformó rápidamente en una tarea de dimensiones no calculadas. Por suerte tenemos un muy buen equipo de trabajo, mantenemos comunicación constante con dirección, y los docentes han sido muy receptivos y flexibles a los cambios. Además, el estudiantado me ha sorprendido en su capacidad de adaptación y constante interés por aportar con ideas y soluciones frente a las problemáticas que se presentan semanalmente. A pesar de todo, ha sido una experiencia gratificante saber que no han perdido las ganas de aprender, y que estamos juntos en este proceso.

A nivel de la formación inicial, ¿cree que la pandemia impactará en cómo se enseña la Medicina?

Sin duda alguna. Estos son tiempos de cambio, y el cambio siempre es bueno cuando se busca avanzar. Aprendimos que no es indispensable realizar horas de viaje semanales para tener interacciones de calidad entre estudiantes y docentes, o que no debemos estar en el mismo edificio para realizar reuniones entre facultativos, pero que respetar las horas y espacios de trabajo o estudio es fundamental para mantener un buen desempeño.

Demostramos que existe una importante capacidad para adaptarnos a los desafíos, que no hay mejor momento que ahora para detenernos a analizar cómo estamos enfocando el proceso de enseñanza – aprendizaje y que siempre queda un espacio para poder mejorarlo.

Debemos preguntarnos: ¿es útil lo que estamos haciendo?, ¿existirá una forma de hacerlo mejor? Además de reconocer que la educación no la hacemos los docentes para los estudiantes, sino que es un continuo donde debemos velar por el bienestar de todo el equipo, lo que significa trabajar en conjunto y mantener constantemente canales de comunicación.

Siento que como Escuela de Medicina de la Universidad Diego Portales hemos sacado provecho de la circunstancia. Decidimos no solo cambiar la manera de formar profesionales para responder ante la pandemia, sino que, desde la introspección, el análisis y el trabajo en conjunto, darle una mejor forma al proceso de enseñanza – aprendizaje, enfocándonos en las personas.

¿Qué recomendaciones le gustaría entregar a la comunidad?

Lo principal en este momento es que se cuiden. El peligro es real. El virus es real y puede ser mortal. No siempre es fácil cumplir las indicaciones, pero mientras se pueda hacer algo, hay que hacerlo. No es necesario tener un título en medicina ni un delantal para protegerme y a mi familia. Hay que tomar todas las medidas de precaución necesarias, lo que pueda parecer exagerado o ridículo será más seguro que correr riesgos. Las realidades son muy distintas y por eso es difícil crear o aceptar medidas que puedan ser transversales, pero desde nuestro lugar podemos hacer una diferencia y aportar.

Estén atentos a su alrededor, pero no pierdan de vista lo que nos pasa por dentro. Estábamos demasiado atrapados en una realidad que iba rápido y que cambió de la noche a la mañana, quizás es momento de replantear si íbamos por el camino correcto. Aprovechen, quienes puedan, de estar con sus familias, y si están lejos, buscar la forma de interactuar. Es momento de mantener la distancia física pero no de distanciarnos.

Por último, pedirles que busquen ayuda si la necesitan. La salud mental es un tema serio que no se ha considerado como es debido. Hay muchos equipos y mucha gente dispuesta a ayudar en lo que sea posible, sobre todo dentro de la comunidad universitaria.