Juan Montiel, académico Medicina UDP, participó en estudio interdisciplinario que asocia el síndrome de ovario poliquístico con trastornos psiquiátricos

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“Creo que este estudio también abre una invitación a mirar el cuerpo y la mente de forma integrada, rompiendo la fragmentación clásica de las disciplinas médicas”, afirmó el director de Investigación de la Facultad de Medicina UDP.

03 / 04 / 2025

Juan Montiel, académico y director de Investigación de la Facultad de Medicina UDP, publicó el artículo “Mujeres con síndrome de ovario poliquístico (SOP): probabilidad de afecciones neuropsiquiátricas concurrentes y la hipótesis del doble golpe” en la prestigiosa revista Frontiers in Neuroendocrinology.

La investigación exploró la asociación entre el síndrome de ovario poliquístico (SOP) y el mayor riesgo de desarrollar trastornos psiquiátricos, tales como ansiedad, depresión y condiciones del neurodesarrollo.

La publicación se enmarcó en un proyecto Fondecyt dirigido por el Dr. Nicolás Crisosto, académico de la Universidad de Chile, y se destacó por su enfoque interdisciplinario, integrando conocimientos de endocrinología, psiquiatría, neurociencia y salud pública.

“Mi aporte se centró inicialmente en destacar los efectos potenciales del hiperandrogenismo sobre la organización del cerebro en etapas sensibles como la vida prenatal y la pubertad. Contribuí a integrar hallazgos de modelos animales y humanos para comprender cómo los andrógenos podrían haber modulado circuitos cerebrales implicados en la regulación emocional y la conducta social, que suelen estar alterados en los trastornos psiquiátricos”, comentó Montiel.

Agregó que la contribución más profunda de su laboratorio fue analizar las redes genómicas cerebrales que se activaron en condiciones de hiperandrogenismo e integrarlas con datos conductuales, fisiológicos y morfológicos.

A juicio del investigador, la principal contribución del estudio fue proponer una hipótesis integradora que vinculó el hiperandrogenismo, característico del síndrome de ovario poliquístico, con alteraciones del desarrollo cerebral que podrían haber estado en la base de un mayor riesgo de presentar trastornos psiquiátricos.

La exposición excesiva a andrógenos, tanto en la vida intrauterina como durante la pubertad (double-hit hypothesis), afectó el desarrollo de áreas clave del cerebro vinculadas con la salud mental, como la amígdala, el hipocampo o la corteza prefrontal.

“Esto podría haberse traducido en una mayor vulnerabilidad a trastornos como ansiedad, depresión o TDAH en mujeres con SOP. Además, propusimos que estos efectos podrían haber sido diferenciados dependiendo del momento y duración de la exposición hormonal. Esta propuesta permitió comprender de manera más profunda los mecanismos neurobiológicos subyacentes al impacto del SOP en la salud mental, lo que pudo haber abierto nuevas líneas de investigación y estrategias de tratamiento”, indicó Montiel.

¿Qué los motivó a estudiar la relación entre el síndrome de ovario poliquístico y los trastornos psiquiátricos?

La motivación surgió de la creciente evidencia clínica que mostró una alta prevalencia de síntomas ansiosos, depresivos y trastornos del neurodesarrollo en mujeres con SOP, muchas veces subestimados o tratados como problemas independientes. Quisieron indagar si existía una base común que explicara esta co-ocurrencia y plantearon que podría haber estado relacionada con la acción de los andrógenos en momentos críticos del desarrollo cerebral.

¿De qué manera el sistema de salud podría haber integrado la salud mental y endocrinológica en el manejo del SOP, especialmente en adolescentes?

Fue fundamental avanzar hacia un enfoque integrado en la atención de adolescentes con SOP, que considerara tanto los aspectos hormonales como emocionales. Esto implicó articular equipos de ginecología, endocrinología, psicología y psiquiatría, especialmente en contextos escolares o de atención primaria. Una estrategia de prevención fue implementar evaluaciones regulares de salud mental en pacientes con diagnóstico de SOP, así como promover intervenciones tempranas que redujeran el impacto del hiperandrogenismo en la calidad de vida.

“Creo que este estudio también abrió una invitación a mirar el cuerpo y la mente de forma integrada, rompiendo la fragmentación clásica de las disciplinas médicas. Comprender cómo las hormonas moldearon el desarrollo cerebral y la conducta no solo fue un tema científico fascinante, sino que también tuvo implicancias concretas para mejorar la salud de las mujeres en todas las etapas de su vida”, concluyó Montiel.

Lee el artículo en el siguiente enlace.